Definición y propósito de los cuartos limpios
Los cuartos limpios, también conocidos como salas blancas, son entornos altamente controlados que mantienen niveles extremadamente bajos de partículas en el aire, regulando también factores como la temperatura, la humedad y la presión. Son esenciales en industrias donde la contaminación puede alterar resultados críticos, como en laboratorios de biotecnología, farmacéutica, microelectrónica, y fabricación de dispositivos médicos, entre otros. Estos entornos permiten que los procesos y experimentos sean seguros y libres de interferencias, garantizando la integridad de productos sensibles y experimentos rigurosos.
Para cumplir con estos estándares, los cuartos limpios deben cumplir normas internacionales como la ISO 14644, que clasifica estos entornos en función de la cantidad y tamaño de partículas permitidas en el aire. Estas clasificaciones definen desde el diseño y mantenimiento de estos espacios hasta los materiales utilizados, así como los sistemas de filtración y las prácticas que deben seguir quienes ingresan.
Sistemas de filtración en los cuartos limpios
La filtración de aire en los cuartos limpios se realiza mediante sistemas HEPA (High-Efficiency Particulate Air) y ULPA (Ultra-Low Penetration Air), que eliminan hasta el 99.999% de partículas en el aire según el tipo de filtro. Estos sistemas están ubicados estratégicamente, permitiendo una circulación constante de aire que se reemplaza continuamente por aire filtrado, manteniendo los niveles de pureza requeridos.
En muchos casos, los cuartos limpios también utilizan sistemas de flujo de aire unidireccional (laminar) o multidireccional (turbulento) que dirigen el flujo de aire desde áreas más limpias hacia áreas menos limpias. Esto reduce el riesgo de contaminación cruzada y asegura que cualquier partícula contaminante sea expulsada hacia el exterior, protegiendo el entorno y los procesos llevados a cabo dentro del cuarto limpio.